Colección de poesías originales

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Th. Ducessois, 1864 - 472 páginas

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Página xii - Tu voz cruza en las brisas, y en el perfume leve que brota a los columpios de la silvestre flor; tu sombra entre las aguas magnífica se mueve; tu sombra, que es tan sólo la inmensidad, Señor. Tú diste...
Página 251 - Seco ya de la vida el ancho río, vuelta la tierra al "primitivo caos, dirá una voz de trueno : / Levantaos ! y una palma en los mares se alzará; sobre su eterna y solitaria copa una blanca paloma de los cielos, de la tiniebla entre los negros velos, tu nombre y tus victorias cantará.
Página 176 - Y entonces la justicia, Que huyó de nuestro suelo, Descenderá del cielo Cual teucro paladión. Y aplaudirá la sombra Del inmortal SIMÓN. VIII Las leyes ultrajadas .... Envuelto en negro manto El libro sacrosanto, Conquista del valor.... Y qué ! ¿ puede, sin mengua, La colombiana gente. Rebaño vil, paciente, Sufrir un Dictador? Cien negras cabelleras Revuelve ya el furor.
Página 316 - ¡Jehová! dicen las brisas; ¡Jehová! dice el [torrente; ¡Jehová! dicen los Andes, y el huracán, ¡Jehová! Y todas las criaturas te llevan en su mente, Porque doquier impreso tu santo nombre está. Yo sé que tú inflamaste los soles del...
Página 374 - ¡Bello! a tu nombre, el arpa entre mis manos Al preludiar el canto, se estremece; Mi balbuciente lengua se entorpece. . . Mas tú eres grande, tú me inspirarás. Sonidos tiene tu potente lira Que imitan al arroyo y al torrente, Que hierven con el rayo prepotente, Que ruedan con el céfiro fugaz. Bajo la sombra de la fresca parcha Que cuelga en sus sarmientos trepadores, Nectáreos globos y franjadas flores, Durmió la virgen Musa tropical.
Página xiii - Tu porvenir, Bolívar, son los tiempos, las coronas de un dios son tus coronas y el inmenso raudal del Amazonas las aguas que fecundan tu laurel.
Página 250 - El viento de la envidia tempestuoso ronco rugió sobre tu regia frente, mas no pudo su soplo maldiciente tu inmarcesible lauro desgajar. Cuando un siglo ya trémulo y caduco vaya a exhalar su aliento postrimero, dirá al que nace: Guarda ese letrero, santo nombre de un héroe tutelar.
Página 54 - Fue tuyo el beso que resonó en mi seno palpitante. De entonces tu suspiro es mi suspiro, tus lágrimas mis lágrimas ... tu aliento el celestial y voluptuoso viento donde las auras de la vida aspiro. Cuando en mí la palabra se adormece bajo el ala del sueño lisonjera, la que dice tu nombre es la postrera que cual son de una lira desfallece.
Página x - Le entonaron su cántiga postrera. Huyó la luz .. Las sílfides nocturnas Rápidas cruzan el dormido viento, Y vierten sobre el mundo soñoliento El opio blando de sus negras urnas. . Huyó la luz... Sobre sus blancas huellas El Ángel de la noche se adelanta, Y sobre el éter diáfano levanta Su toldo azul de pálidas estrellas. El...
Página 174 - ¿Qué importa que tus hijos, terror de los perversos, errantes y dispersos mendiguen paz y hogar? ¿Qué importa, si la .historia recogerá tu grito, y en bronce y en granito tu nombre ha de grabar? Laurel inmarcesible supiste conquistar. ni Ceñido el casco fiero, rompiste la coyunda; impávida, iracunda, volaste á combatir : y en tu pendón la sombra del héroe colombiano, con invisible mano trazó «Libre ó Morir».

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