La racion del boa

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Empresa El Cojo, 1908 - 185 páginas
 

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Página 100 - No ha sido la época de la República que he presidido una mera tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía popular: ha sido, sí, el desarrollo de todos los elementos desorganizadores: ha sido, sí, la inundación de un torrente infernal que ha sumergido la tierra de Venezuela.
Página 65 - Esos cobardes tanto como fanáticos me llaman irreligioso y me nombran Nerón; yo seré pues su Nerón, ya que me fuerzan a serlo contra los más vehementes sentimientos de mi corazón, que ama a los hombres, porque son sus hermanos, ya los americanos porque son sus compañeros de cuna y de infortunio.
Página 55 - Entré en Venezuela y al empezar la campaña sólo castigué de muerte a un tal Conde, porque vino de espía a mi campo, ya Rizo, porque era nuestro mayor enemigo en Ocaña. De resto, todo el mundo fue perdonado.
Página 56 - ¿Qué debía yo hacer sin guarnición en La Guaira y con cerca de 1.000 españoles en las bóvedas y castillos? ¿Esperaría yo la misma suerte infausta del Castillo de Puerto Cabello, que destruyó mi patria y me quitó el honor?
Página 57 - La situación de ustedes es desesperada; ningún auxilio puede venirles. Santa Marta está ya atacada por nuestros generales y oficiales de Venezuela con las tropas de Cartagena que estaban en inacción por falta de jefes. Popayán no está aún ocupada por los enemigos; las tropas más avanzadas están en Patía, a las órdenes de Vicente Parra, y Aimerich está en Pasto muy tranquilamente.
Página 56 - Hé aquí mis decantadas crueldades, mi irreligión, y todo lo más que me han hecho el favor de atribuirme los señores que no me conocen, o me conocen mal.
Página 56 - Digo y protesto bajo mi palabra de honor que ni el gobierno ha declarado la guerra a muerte, ni yo la he hecho, ni la haré nunca en este país pacífico donde los españoles se han portado de un modo muy diferente que en Venezuela.
Página 54 - Fui nombrado comandante de Puerto Cabello y teniendo muchos reos que conspiraban contra el castillo y la plaza, como lo lograron después, no los pasé por las armas según debía para salvar mi país y no perderlo, como sucedió.
Página 55 - Tiscar nos toma 16 oficiales y hombres decentes y los pasa por las armas en Barinas. Zuazola destruye pueblos enteros al mismo tiempo en Cumaná, por ser patriotas. Antoñanzas degüella 300 prisioneros nuestros en San Juan de los Morros, en la campaña anterior. Boves en los Llanos hace prodigios de crueldad, estando yo en Mérida. "¿Sería justo sufrir la guerra a muerte, y no hacerla?
Página 22 - Debemos marchar a posesionarnos de Mérida y Trujillo, países que apenas podrán suministrar víveres para alimentar la tropa, permaneciendo en ellos un mes cuando más, y por consiguiente, nos faltarán los sueldos para el ejército, pues no hay caudales en aquellas provincias que han aniquilado el terremoto, la guerra y las persecuciones de los enemigos.

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