Clamores del occidente: himnos, dianas y elegías, poesías patrióticas y religiosas de Numa P. Llona

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Impr. del universo de C. Prince, 1880 - 120 páginas
 

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Página 85 - No con ígneos diamantes de Golconda, rubí sangriento ó vivida esmeralda, ni aun de risueñas flores con guirnalda, tu cabellera sin rival se esconda; deja que bañe su corriente blonda garganta y hombros y marmórea espalda, y de tu veste cándida la falda en torno envuelva deslumbrante su onda: Rubia es y fragante su madeja como la miel que de olorosas flores labró en...
Página 34 - Infierno" Canto V. Te engañaste, oh siniestro gibelino!, No es el mayor dolor de los dolores En vano recordar tiempos mejores, Desde el fondo del mísero destino; Como un sereno rayo vespertino Penetra de ese abismo en los horrores; Endulza de esa hiel los amargores Un dejo eterno de placer divino!... Otro mal hay mayor entre los males, Que mata al alma en hórrida agonía, Cual hidra de mil dientes infernales; ¡Ay!
Página 87 - Como de las cabezas ideales de los querubes del celeste coro, bajaba atrás su espléndido tesoro en largas armoniosas espirales; cual, tendido á los rayos orientales, prolonga el mar ondulaciones de oro; como en la tarde el Niágara sonoro baja de luz en trémulos raudales Y entonces mi entusiasta fantasía poblada de poéticas visiones, fulgente escala en ella se fingía, por cuyos rutilantes escalones mi palpitante espíritu ascendía de la dicha sin fin á las regiones...
Página 86 - De joyas y de flores despojada, libre de lazos ó de ebúrneo diente, por ambos lados de tu blanca frente caer la he visto en profusión dorada. Cual de cumbre purísima nevada, tras la que asoma el sol resplandeciente, la luz, en doble y fúlgido torrente, baja de Mayo en límpida alborada; y de tus ojos los divinos soles brillaban en su cerco deslumbrante, y tu adorable faz dulce y risueña, cual brilla entre dorados arreboles el cielo azul, magnífico y radiante, en donde el alma paraísos sueña.
Página 63 - Tras el hombro el carcaj: un pie adelante; con el brazo tortísimo membrudo tendiendo el arco; y, con mirar sañudo, inclinado el etiópico semblante, así, en hilera, el batallón gigante de dolores me acecha torvo y mudo; y sus saetas clava en mi desnudo ensangrentado pecho palpitante! . . . ¡Mas no de tus flecheros me acobardo ante el airado ejército sombrío; sus golpes todos desdeñoso aguardo! . . . ¡Manda a tu hueste herirme, oh Hado impío, hasta que lancen su postrero dardo! Hasta que...
Página 88 - LLONA (ecuatoriano) . A UNOS CABELLOS NEGROS La Noche, Diosa de beldad sombría, suelta al éter la túnica ligera, cruzaba huyendo por la vasta esfera ante la aurora del eterno día: el sol, que enamorado le seguía, Ceñirla no pudiendo en su carrera, en su obscura, flotante cabellera sus luminosos besos imprimía; rastro de luz que vivida fulgura quedó impreso en sus nítidos cabellos, que, en parte, ha dado el cielo á tu hermosura... ¡Por eso miro, palpitante, en ellos, cual vía láctea en...
Página 91 - Pero al fin en sus manos anhelantes, rasgado el velo de ideal divino, vió al mundo inmoble, sórdido y mezquino; y riendo de dolor surgió Cervantes. Noble y altiva ya la par grotesca, amasando la vida con su llanto, alzó su ambigua estatua quijotesca...
Página 88 - ... UNOS CABELLOS NEGROS La Noche, Diosa de beldad sombría, suelta al éter la túnica ligera, cruzaba huyendo por la vasta esfera ante la aurora del eterno día: el sol, que enamorado le seguía, Ceñirla no pudiendo en su carrera, en su obscura, flotante cabellera sus luminosos besos imprimía; rastro de luz que vivida fulgura quedó impreso en sus nítidos cabellos, que, en parte, ha dado el cielo á tu hermosura... ¡Por eso miro, palpitante, en ellos, cual vía láctea en la tiniebla obscura,...
Página 81 - Blanca, suave, purísima, serena, De esbeltas formas y gentil talante , La una el nevado cuello deslumbrante Inclinaba cual pálida azucena ; La otra,— de sonrosada tez morena Y cabellera de ébano, flotante, — Posaba en su hombro el lánguido semblante En doliente actitud de gracia llena : ¡ Y miéntras encantaban mis miradas En divino contraste y armonía Las dos vírgenes bellas agrupadas , EASGOS DE UNA HERMOSURA.
Página 42 - Nos separó con prolongada ausencia.... ¡ Mas siento algo morir de mi existencia Hoy que desciendes de la tumba al seno ! Triste , así , desenvuélvese la trama De nuestra vida en el extraño drama , Al que preside la inmutable Suerte!

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