La poética al alcance de todos

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imp. El Retiro, 1889
 

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Pasajes populares

Página 76 - Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido...
Página 30 - Fabio, las esperanzas cortesanas prisiones son do el ambicioso muere y donde al más astuto nacen canas. El que no las limare o las rompiere, ni el nombre de varón ha merecido, ni subir al honor que pretendiere.
Página 81 - El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus quejas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando.
Página 42 - Que no me quiera Fabio al verse amado, es dolor sin igual en mi sentido; mas que me quiera Silvio aborrecido es menor mal, mas no menor enfado. ¿Qué sufrimiento no estará cansado si siempre le resuenan al oído tras la vana arrogancia de un querido el cansado gemir de un desdeñado? Si de Silvio me cansa el rendimiento, a Fabio canso con estar rendida; si de éste busco el agradecimiento, a mí me busca el otro agradecida: por activa y pasiva es mi tormento, pues padezco en querer y en ser querida.
Página 65 - Es galán y es como un oro, Tiene quebrado el color, Persona de gran valor, Tan cristiano como moro; Pues que da y quita el decoro Y quebranta cualquier fuero, Poderoso caballero Es don Dinero.
Página 78 - Desde las tristes márgenes del Sena, cubierto el cielo de apiñadas nubes, de nieve el suelo, y de tristeza el alma, salud te envía tu infeliz amigo, a ti más infeliz!...
Página 41 - Voto a Dios que • me espanta esta grandeza y que diera un doblón por describilla ; porque ¿a quién no sorprende y maravilla esta máquina insigne, esta riqueza? Por Jesucristo vivo, cada pieza vale más de un millón, y que es mancilla que esto no dure un siglo, ¡ oh gran Sevilla ! Roma triunfante en ánimo y nobleza. Apostaré que el ánima del muerto por gozar...
Página 63 - Iba cogiendo flores Y guardando en la falda Mi ninfa para hacer una guirnalda; Mas primero las toca A los rosados labios de su boca, Y les da de su aliento los olores. Y estaba (por su bien) entre una rosa Una abeja escondida, Su dulce humor hurtando; Y como en la hermosa Flor de los labios se halló, atrevida La picó, sacó miel, fuese volando.
Página 79 - Noche, lóbrega noche, eterno asilo Del miserable que esquivando el sueño Profundas penas en silencio gime...

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